Construye el hábito y comparte el camino
Ancla tu práctica a una señal diaria, como el café de la mañana o el cierre del portátil. Deja tu cojín a la vista y prepara un recordatorio amable. Si fallas un día, vuelve al siguiente sin drama ni explicaciones internas.
Construye el hábito y comparte el camino
Registra días practicados, horas y una palabra de estado de ánimo. Revisa semanalmente sin castigarte; busca tendencias, no perfección. Suscríbete para recibir plantillas sencillas y recordatorios que acompañen tu proceso, sin agobios ni comparaciones.